//Tranque Punilla

Tranque Punilla

Fernando Bórquez Lagos, Seremi de Agricultura

La Región de Ñuble se caracteriza por su alta dependencia del sector agrícola para forjar su desarrollo, el cual le permita dejar atrás el alto nivel de pobreza que tiene, el segundo más alto del país. Lo anterior no es una situación nueva, pues ya en la década de los años cincuenta, un Programa de ayuda del Gobierno norteamericano (Punto Cuarto) representado por el Estado de California, centró su ayuda en una zona de Chile que presentaba un alto nivel de pobreza y bajo desarrollo del sector agrícola, estableciendo el exitoso “Plan Chillán”, cuyo principal producto fue la creación de la carrera de Agronomía de la Universidad de Concepción.

Después de esta gran ayuda recibida hace casi 70 años,  ¿por qué nuevamente estamos en una situación similar?  Hay muchas respuestas para lo anterior, pero hay una que es relevante,  que en ese tiempo ya se indicaba, la imperiosa necesidad de construir embalses para dotar de riego a Ñuble. En una publicación de 1957 ya se menciona a  Punilla y  Diguillín (Zapallar). La necesidad de construir estos embalses tiene una demora de más de cien años para Punilla y más de 70 años para Diguillín, debemos reconocer que nuestros gobiernos, nuestros parlamentarios, nuestros dirigentes no fueron suficientemente convincentes para lograr la construcción de estos embalses y evitar el enorme daño a nuestra comunidad agrícola.

Un gran problema hubiera sido construir estos embalses sin saber la disponibilidad real de agua, pero la tenemos y sabemos que al menos el 80% de ella se pierde y va a caer al mar, no la retenemos para ocuparla en la producción agrícola, especialmente en los períodos más críticos de verano donde falta y muchos cultivos se pierden o se afectan sus rendimientos.

La  falta de agua es una limitante fundamental en la agricultura, sin ella se limita absolutamente el tipo de agricultura, solo se puede aspirar a cereales, praderas naturales, ganadería y el sector forestal, que es un reflejo de la agricultura que tenemos hoy.  Sin embargo, su baja rentabilidad afecta a todos los agricultores, especialmente a los medianos y pequeños, que en una superficie limitada no les alcanza para tener un buen pasar.  Gran parte de la pobreza que hoy tienen muchos agricultores de Ñuble se debe a la falta de agua.

Hasta hace pocos años en Ñuble solo teníamos cerca de 35.000 has con seguridad de riego. En los años sesenta se logró construir el Tranque Coihueco con 30 millones de m3, que da riego aproximadamente a 4.000 has. En los últimos 10 a 15 años avanzamos con la construcción del Canal Laja Diguillín que ha tenido mayor incidencia. Para tener una idea del efecto de esta obra más reciente, se ha podido apreciar en campos que eran de secano, que alternaban siembras de trigo, avena y pradera de secano, que hoy con agua tienen remolacha, maíz, frutales como  berries, cerezos, avellano europeo, espárragos, etc., por lo que ha cambiado absolutamente el tipo de producción, ahora más intensiva y rentable, generando trabajo, lo que ha permitido salir de la pobreza y mejorar la calidad de vida de muchos agricultores. A su vez la juventud ha visto una opción de trabajo en la agricultura, han estudiado, han aprovechado de conocer otros países con giras tecnológicas, en definitiva les ha cambiado la vida.

Este maravilloso cambio lo lograremos en unos años con la construcción del Embalse Punilla, que será la obra de riego más importante del país, almacenando 630 millones de m3, más de 20 veces el Tranque Coihueco, que sumando zonas con seguridad de riego y nuevas zonas regadas, aumentaremos en 70.000 has que podrán surgir, cambiando los rubros que hoy tienen, se producirá el despegue de miles de agricultores que podrán por fin aspirar a tener mayores rendimientos, tener cultivos más intensivos, aparecerán huertos con frutales, viñas, la producción hortícola, cultivos forrajeros de mayor producción y con ello una mejor rentabilidad, que se traduce en mayores ingresos que permitirán dejar la pobreza donde hoy están.

Todo lo anterior provocará un enorme cambio social, habrá trabajo para muchas personas, especialmente para el grupo familiar de esos agricultores, la juventud se involucrará en esos cambios, verá una opción de trabajo y ya no se irán a otros lugares en busca de mejores opciones laborales.  Este cambio también influirá en otros sectores como el comercio, transporte, turismo y en toda la actividad económica de pueblos y ciudades de la Provincia de Punilla y otras. Será el cambio más grande que tendrá nuestra nueva región, que además, gracias a la convicción del actual Gobierno, ha confirmado la construcción del Embalse Zapallar que permitirá el riego de 10.000 has más.

Se estima que en un plazo razonable la Región de Ñuble podrá tener cerca de 100.000 has con riego que hoy no lo tienen o no tienen seguridad de él.  Esto significará el despegue definitivo del sector agrícola y de la economía regional. Tenemos una gran esperanza, que después de tantos años se dé la posibilidad y condiciones para el desarrollo agrícola y mejorar la condición social de la región. Todos los ñublensinos esperamos con ansias la construcción de la mayor obra de riego del país, que permitirá el desarrollo regional postergado por tantos años y dejar atrás definitivamente la pobreza de numerosas familias campesinas, de medianos y pequeños agricultores, que sin agua no pueden aspirar a una mejor calidad de vida.  Solo el Embalse Punilla podrá duplicar la actual superficie regada regional.