Una torre oscura color cemento como un gran barco navegando por los cielos su gran cúpula se observa a la larga distancia llama la atención y les da la bienvenida a los visitantes.
Mis dos anchas naves cual brazos con alegría los bendices al nacer y esos mismos brazos con tristeza los despide al morir.
Eso soy yo el Convento Trinitario.
Es un templo que impresiona por magnitud y belleza con un estilo románico el eco de catacumba sagrada acompaña los pasos al fondo donde nos espera la Santísima Trinidad.
Dieciséis columnas de diez metros de altura sostienen en sus hombros la nave central, seis columnas rodean al Altar Mayor y otros veinte dos capiteles pegados a los muros. Dos naves pequeñas laterales de siete metros de ancho junto a la nave central de diez metros de ancho y sesenta y dos metros de largo terminan en el Altar Mayor de blanco mármol.
En 1903 el Párroco sancarlino Rvdo. Espiridion Herrera invita al sacerdote Alberto Arnold quien toma conocimiento de un valioso dato, que la Sra. Juana Ross viuda de Edwards había donado un óbolo de $3.000 con el fin de destinarlo a una institución religiosa en el pueblo.
Luego llega el sacerdote Benito López quien inicia las diligencias para la fundación de un nuevo Convento de la Orden Trinitaria. El lugar elegido fue un solar cedido por el Obispado de Concepción. En 1010 el padre Gregario Arrieta se lanza a la colosal empresa de construir el Convento con el esfuerzo de muchos habitantes lo tomaron como tarea propia y el ripio donado por el gobierno mediante la gestión del Ministro de Hacienda Guillermo Subercaseaux y el cemento importado de Alemania.
El Altar Mayor de mármol fue traído de Francia pero en su viaje se fracturo motivo por el cual el agricultor Don Daniel Carrasco dono un nuevo mármol de la mesa del Altar.
El colosal esfuerzo corono el éxito el 23 de enero de 1916, se bendecía en gran Templo Trinitario construido todo de construcción cemento armado primera edificación de esa naturaleza en Chile.
Merito mayor si se considera que no intervinieron arquitectos solo la inspiración divina traspasada a los sacerdotes quienes fuero los verdaderos arquitectos y constructores, ha debido soportar los terremotos de 1939, 1960, y los recientes.
El siglo de vida del Convento es el siglo de vida de San Carlos que nos ha visto nacer y morir a muchos y espera la visita del descanso eterno de otros muchos.
Además entre los años 1915 y 1957 el Convento Trinitario de San Carlos fue Seminario Mayor.
Alfredo Schmidt Vivanco