Señor Director.
El Centro de Formación Técnica, cuya ubicación estaría en Quirihue, ha cumplido ya un objetivo valiosísimo: puso en tensión a muchos sancarlinos, los hizo pensar, reflexionar sobre el futuro de la comuna, de su ciudad, incluso lo expresó de viva voz como es el caso de un empresario local. Qué dice esto: que se piensa, que se quiere lo mejor para su ciudad, que progrese, que avance, que no se es indiferente a su suerte; sea bienvenido, entonces, el debate, el intercambio de opiniones, es más, toda autoridad pública, necesita de una opinión pensante, proactiva, para el propio ejercicio de su función, algo connatural a un país civilizado, entonces, más que callar, el llamado sería a pensar en voz alta.
El mentado CFT, esa es su sigla, nos ha hecho pensar que San Carlos, ha perdido en forma paulatina su importancia como polo educacional. A modo de ejemplo recordatorio, desapareció la Escuela Consolidada, el proyecto pedagógico Montegrande no se concretó, la sede de la Universidad de la República cerró sus puertas. La suma no es alegre. Por eso, con razón, este centro despertó justas expectativas y fundadas frustraciones en aquellos interesados en que San Carlos contase con una institución capaz de atraer alumnos y no a la inversa.
Que el centro llegue o no a San Carlos es incierto, ojalá se concrete, porque, -hay que insistir en ello-, La comuna cuenta con sólidos argumentos técnicos, pedagógicos, estructurales, históricos, hasta geográficos, dada su envidiable ubicación estratégica, superiores a cualquier otro postulante, los cuales debieran analizarse en primer término, al interior del concejo municipal, con alturas de miras, con razonados y ponderados juicios de sus miembros y defenderlos en los organismos pertinentes.
Qué hermoso sería que este Centro quedara en San Carlos, entonces, estaría justificado el legítimo aplauso a nuestros representantes y lo mismo vale para todo aquello que busque el progreso real de la comuna y de la ciudad.
Héctor Caro Quilodrán